Según Libia Valencia Castiblanco, profesora de Música y asesora del área de Educación Artística del Colegio Montessori, “el Colegio hizo una transformación grande relación con lo que se piensa comunmente que es una clase de música”, porque además de involucrar el disfrute, la sensibilidad y todos esos elementos que tradicionalmente se le adjudican a la Educación Artística, recurre a la sistematicidad, la conceptualización y la disciplina en la práctica. “Es una experiencia que a los estudiantes les posibilita un desarrollo amplio del pensamiento, las destrezas sociales y las habilidades específicas, relacionadas con la lectura musical, los aspectos técnicos del instrumento, la motricidad y -dependiendo de la pieza que vayan a interpretar- la historia de la obra, a la cual denominamos apreciación y contexto para ubicar lo que se toca en el momento histórico de su creación”, agregó. Ese proceso inicia desde que los estudiantes están en tercero de primaria, grado en el que se hace la primera elección, porque “los niños en esa etapa tienen su capacidad de asombro totalmente activada; entonces, para ellos relacionarse con un instrumento es algo maravilloso, al igual que empezar a hacer parte de una orquesta junto con sus compañeros de clase”. Aunque, admitió, ello implica un gran reto debido a que es “una manera distinta de acercarse a la música”, no como una afición sino con la rigurosidad de cualquier otra asignatura incluida en el currículo escolar. En ese sentido, “es un proceso de crecimiento tanto para los niños como para sus padres, porque aprenden sobre instrumentos diferentes a los comerciales, como la batería y la guitarra, por ejemplo”. Reconocimiento El pasado 12 de noviembre, la profesora Libia Valencia Castiblanco del Colegio Montessori fue ganadora en la categoría Cecilia Lince Velásquez de los Premios Ciudad de Medellín a la calidad de la educación, por la experiencia significativa Programa curricular de orquesta sinfónica, Colegio Montessori de Medellín. La profesora afirmó que esa experiencia significativa, que se suma al nivel de exigencia académica de la institución, está orientada a la formación integral de seres humanos y la búsqueda de una respuesta al interrogante: “¿Qué hacer para que un estudiante no termine quince años de colegio estando preparado únicamente en el ámbito intelectual sino, también, en el emocional y el sensible, necesarios para ver el mundo?”. Apuntando a una respuesta, el Colegio Montessori le apostó a la música, desde el componente artístico, para “tener un programa musical estructurado, que le permite a los niños y jóvenes desarrollar todas las habilidades humanas y, también, las específicas, incluidas en esta propuesta formativa”, concluyó.
Tomado de: Periódico El Mundo
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